Historia de un productor
El lunes inicia la semana, y en verdad me gusta comenzar la semana desayunando un par de huevitos con chaya, un poco de café y dos tortillas hechas a mano, después de eso comienza el trabajo, pero yo no lo considero un trabajo, por el contrario me gusta ver mi huerto crecer, vivir.
Me parece increíble como la naturaleza nos regala todo dando tan poco, estos árboles los plantó mi papá hace ya unos diez años, luego yo planté otros que ya producen, tardaron como 3 años, tal vez poco más, no recuerdo exactamente cuánto tiempo, pero los árboles que planté ya dan naranjas.
Tengo sobre todo naranjas agrias, pero también limones y algunos de mandarina, a veces comemos aquí en la casa las mandarinas, me gustan porque cuando están en su punto saben realmente buenas.
La semana pasada tuve un cumpleaños de mi sobrino, me tocó llevar los tamales, todos me piden que yo sea quien los prepare porque me quedan buenos, el secreto va en la manteca que les pongo y en el xpelón, que es como un frijolito de por aquí. Entonces quedé un poco gastada, así que mi plan de hoy es bajar toda la naranja agria de los árboles que ya se encuentra lista y llevarla a la juguera ARPEN, así me entra dinero que bien me ayuda para la semana.
Bajo las más que puedo con un bajador, es un palo largo que me hizo mi esposo, como si fuese una horqueta, yo le hice una bolsita y tiene un filo en la punta, así corto la naranja y cae en la bolsita, una vez que junto varias las pongo en un huacal, creo que para esta época puedo juntar hasta 3 huacales por árbol. Los dejo ahí cerca del árbol, porque la verdad no puedo con ellos, pesan. Entonces ya que junto varios, le digo a mi esposo, no crean que solo yo estoy bajando, igual me ayuda mi sobrino y mi cuñada, les doy parte de lo que gano, les pago el día.
Como a las 11 paramos un rato, porque está fuerte el sol, descansamos y tomamos agua y pozol, a veces comemos algunas pepitas tostadas y le seguimos, como una hora más y como a la 1 pm pasa mi esposo por mí y entre todos subimos a la camioneta los huacales, y nos vamos para la planta.
Llegamos ahí y pasamos a que pesen la camioneta, luego ya nos dicen donde colocarla y comienzan a bajar los huacales a una banda que se lleva la fruta, mientras la están bajando llevamos el ticket que nos dan en la báscula y que después sirve para que nos paguen.
La fruta la procesan y el jugo lo venden fuera del país y la planta siempre huele delicioso, una vez que se hace todo ya nos regresamos a la casa a descansar, y realmente no gastamos mucho dinero en hacer toda la vuelta, nos entretenemos, nos reímos y convivimos mientras bajamos las frutas, mientras viajamos a la planta, mientras regresamos a la casa.
Sin duda es algo que nos gusta hacer y cada peso que recibo, le doy las gracias a mi papá por haberme enseñado a aprovechar lo que la naturaleza nos brinda.
Maria Mercedes Avila Chulim